Tras cuatro años de intenso uso, así están mis botas de montaña.
La verdad es que las uso para la montaña, pero también en invierno casi a diario, sobre todo cuando llueve.
Este año, al empezar el invierno y viendo el estado en que se encontraban las suelas, me planteé jubilarlas, pero las botas en sí no estaban mal, así que decidí cambiarles la suela e intentar así alargar su vida un año más.
El cambio lo hicieron en una zapatería que hay en León, en un pasadizo que va de Ordoño II a la calle Burgo Nuevo. El cambio me salió por 30 euros, y la verdad es que quedaron bastante bien.
Lo que si es cierto es que para el año que viene ya si que me tocará cambiarlas.
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